martes, 30 de agosto de 2011

¿Y LAS OBRAS?

Las obras de la discordia entre
comerciantes y Ayuntamiento ya
empezaron

Con un desparpajo fuera de lo común, como si la crisis ni estuviera ni se la esperara en Alcalá, nuestro Ayuntamiento anunció a bombo aunque poco platillo, que las obras de La Plazuela y la calle La Mina se iniciaban ya, a primeros de agosto. Regodeándose de lo mucho que miran por el comercio del centro habían llegado a la conclusión de que lo mejor para este era aprovechar las vacaciones estivales -donde bajan considerablemente las ventas-, para no perturbarles con las molestias que ocasiona levantar una calle entera. Es más, daban hasta fecha de finalización del proyecto unificador: febrero de 2012. Nada que objetar a la idea de igualar el centro con aceras más anchas, menos tráfico y más espacio para el peatón. Todo sea porque esta ciudad empiece a parecerse a algo más que una colcha modelo serie Casa de la pradera donde cada calle, plaza o avenida, por no decir farola o banco para sentarse (papeleras no hay porque aquí somos muy limpios y no nos hacen falta) es de un padre y una madre distintos. El problema es que con la que está cayendo, donde están en juego mucho de los sueldos de sus propios funcionarios, a ver quién es el listo que le pone el cascabel al gato. O dicho de otro modo, el que pueda justificar que estas reformas son estrictamente necesarias en un Consistorio endeudado hasta las cejas por el despilfarro del mega teatro, la mega biblioteca y la mega no se sabe muy bien qué hay que hacer para deber cien millones de euros como si tal cosa.
     El resto del país está paralizado por falta de dinero, el jefe de nuestro alcalde, del mismo partido obrero, va a Madrid a ver qué puede mendigar para antes de que lleguen las elecciones, y nosotros ale, venga excavadoras, venga tuberías, venga granito. Pues no. Aquí ha pasado el mes de la Virgen y salvo que cinco días antes de que usted lea esto les dé un golpe de calor y se pongan a trabajar lo único que se ha movido ha sido el ventilador.
    Conclusión. Otra machada más en un pueblo que parece que más que fabricar pan elabora lingotitos de oro en sus inagotables minas para capear el temporal. ¡Qué alarde de ridículo!


PUBLICADO EL 1 DE SEPTIEMBRE DE 2011

viernes, 26 de agosto de 2011

El molino de las aceñas en Alcalá de Guadaíra

La belleza del hombre en medio
de la de la naturaleza. Río, verde, piedra
y cal. Nunca cuatro elementos tan
diferentes hicieron tanto juntos


Mitad molinero, mitad soldado. La fábrica y la fortaleza.
El pan como alimento, la sal de defender tu tierra frente
al invasor. Qué más da que hoy sea cristiano
 que mañana musulmán.

Seguramente que un río de propósitos también ha desfilado
 entre tus muelas de moler


Y en la puerta, la cruz del molino
grabada a cincel en la piedra milenaria.
Protégenos Señor de los vándalos que quieren
destruir tanta belleza recuperada


Lo original es volver a los orígenes y estos
son la simpleza de líneas y evitar lo superfluo



Agazapado entre la maleza su perfil señorial se dibuja aún más bonito





viernes, 19 de agosto de 2011

Desatinos de Pablo Ginés

No se mató a estudiar

           Lo que se dice matarse a estudiar no lo hizo. De hecho, tardó, con el presente, seis años y medio lo que pudo acabar en tres. Pero tampoco se aburrió, que, para Pablo Ginés, recién titulado, era lo peor que pudiera haberle sucedido.
            Sus correrías de estudiante no andaban a la zaga de los bachilleres de la Literatura del Siglo de Oro.  Pero ahora, viviendo de las ganancias del realquiler de un semisótano chiribilitero que se inundaba a poco que cayese el calabobos, no estaba como para correrse otras juergas que el poder festejar que comía una vez al día, dos cuando le invitaban a cenar sus amigos. Con deciros que reponía la gasolina de su mechero de martillo con la botella de limpiarse las huellas del DNI en la comisaría de su barrio, os podéis imaginar cómo las pasaba.

 
"Decidió volver al pueblo"

            Como el hijo pródigo - que no prodigio, que es lo que esperaban sus padres - decidió volver al pueblo, harto ya de buscar trabajo, rellenar instancias y no vender una sola enciclopedia ilustrada a comisión más dietas de desplazamiento. Durante cuatro días antes de partir estuvo desayunándose hogazas de pan con aceite, a fin de rellenar un poco ese cuerpo tan escuchimizado y dar la impresión a su madre de que eran ciertas y buenas esas pagas de ese inexistente trabajo que había conseguido desde que acabó la carrerita. Pero lo que era una prueba huesudamente palpable en su contra del pretendido empleo se convirtió en un justificante a todas luces creíble: el médico de su empresa le había ordenado tajantemente el regreso a la aldea, en busca del aire y del descanso, para curar esa tuberculosis que la capital le había engendrado.


            No fue el aspecto famélico de su hijo, ni los ladridos de su estómago a la hora de compartir la mesa, lo que más le sorprendió a la madre, sino el titulillo. Las orlas geométricas de tan bonitos colores, el escudo de la patria, los múltiples sellos de distintos organismos, las firmas ilegibles para dar más autoridad, el nombre de su hijo con el Don delante y en letras de caja alta: APAREJADOR.  Cuántas líneas tiradas sobre el tablero de un anuncio publicitario de café arrancado de una tienda de ultramarinos habían hecho falta para obtener la cartulina.

 
            Quiso el azar que la misma marca del café del anuncio fuese el que emplease la señora de Ginés para invitar a todas las Marías de la aldea a celebrar la vuelta de su hijo y de camino enseñarles el titulillo que, colgado en la pared con un restituido marco apolillado de una Santa Cena de plata venida a cobre con agujerillos, cambiaba por completo el anterior ambiente del comedor.

 
            Bastaron unas semanas para que Pablo Ginés padre presumiese de que los torreznos de sus cerdos habían sanado la enfermedad de su hijo.  Pero el problema era ahora encontrar un trabajo en consonancia con el barniz de Pablito - leído y escribido - y a todas luces muy lejos de las posibilidades de un pueblo que la sierra ofrece. Fue el alcalde pedáneo, Don Inocencio, quién mostrando un vivo interés por promocionar a las primeras glorias del desarrollismo de la aldea, a fuerza de no pocas rogativas, hallase un empleo para distribuir las sacas de una estafeta de Correos a veintitantos kilómetros, en la bifurcación de la línea de ferrocarril que dividía los destinos de dos grandes capitales de provincia (me abstengo de daros nombres concretos para que este relato no dé lugar a mofas y chascarrillos sobre los habitantes de la zona).

Distribuir cartas en una estafeta de Correos

            En mala hora llegó Pablo Ginés el primer día de su trabajo.  Interrumpir una partidita de mus y levantar de la siesta al jefe de la estafeta durmiendo plácidamente sobre unas sacas son cosas poco agradables, por muy buena impresión que uno lleve. Como contrapartida, tuvo que descargar él solito el vagón de las 17:35, vaciar el contenido y clasificarlo. El olor de dos botellas de anís rotas hicieron que se arremolinara toda la plantilla junto a él para discutir que era mejor, si mandar el resto de las cuatro botellas que componían el paquete, o bebérselas y darlo por extraviado. Y en el cenit de las argumentaciones vuelve a incordiar Pablo Ginés que, con una caja de cartón con pequeños orificios y una estructura de tablas de madera, dice que tiene una bomba dentro a juzgar por el zumbido que emite.
            - ¡Afuera, afuera con ella! - grita el jefe desesperadamente. - ¡Ahí no, que está el depósito y si explota volamos todos!, ¡al otro lado de la vía! - Pablo, con el rostro lívido, la deposita en un descampado. - Hay que abrirla, y te toca a tí, tú eres el que has oído el zumbido de la mecha - , le ordenan alargándole el palo de la escoba a la vez que le recomiendan que se proteja detrás del bidón.

 
            Acostumbrado como estaba a manejar el compás, le era ahora imposible controlar el pulso sin que le temblaba la mano.  Cuando todos esperaban ver la explosión, un enjambre de abejas empezó a salir de la caja abandonando el panel.  Junto con las sanguijuelas y los gusanos de seda, son los únicos animalillos vivos que permiten viajar por Correo. Se cebaron con el desdichado Pablo.  Su cara, sus delicadas manos, parecían de relieve tipográfico. Entre las carcajadas de los empleados, juró no volver más por allí.

            Con hondo pesar de su madre y alegría de su padre, descolgó el titulillo, embaló un jamón de bellotas y se vino a suicidar de trabajo a la capital.

"Embaló un jamón de bellotas y se vino a suicidar a la capital"





ESCRITO EN LOS AÑOS 80

jueves, 18 de agosto de 2011

Otro santo que era zapatero

Iglesia de El Salvador en Sevilla

El nuestro, el que puso este concepto de España discutido y discutible patas arriba, no entró en Alejandría, pero lo hicieron martir en su partido socialista

Los ojos de la crisis


Le pregunté a mi gato Policarpio, más conocido como Poli, cuándo se acababa la crisis
que nos asuela o nos asola, que aún no lo sabemos muy bien, y se le quedaron los ojos como omóplatos. Lo mismo que a mí.


martes, 16 de agosto de 2011

La aduana de San Miguel


Arco de San Miguel en Alcalá de Guadaíra


El arco de San Miguel es como una aduana entre el Castillo y Alcalá, un paso fronterizo entre dos mundos, tan unidos por lo físico y separados por lo material. Arriba, el trapicheo, el sobrevivir como se pueda. Abajo, el comercio, la legalidad establecida, los impuestos y los impostados; aunque con esta crisis de valores, donde la catetería y el nuevo riquismo han alcanzado la categoría de belleza, también los que vivimos más a ras de suelo buscamos supervivir. Miedo me da los planes del Ayuntamiento para desdoblar la calle y que puedan subir los autobuses llenos de japoneses con o sin cámara. Dios quiera que no les llegue el dinero. A los de abajo, claro.

lunes, 15 de agosto de 2011

Una acuarela, una leyenda


Y en la desnudez de tus ramas también anida la esperanza 

Todos los años la naturaleza viste con nieve los almendros para
que los niños no tengan que subir a las gélidas montañas 

La muerte, a tu lado, es hasta bella

Si tus raíces nos desvelaran todo lo que
 pueden vislumbrar tierra adentro,
 qué humildes nos volveríamos





























Tan cerca y aún no han perdido
 su aire orientalizante y misterioso


jueves, 11 de agosto de 2011

Presumir de demócratas

Cuanto más presume alguien de ser un demócrata más tienes que desconfiar de sus virtudes. Los verdaderos, como los señores, jamás hacen gala de sus actitudes, simplemente las practican todos los días. Sin que los demás nos tengamos por qué dar cuenta.

Huye de los que dicen defender tus derechos. Seguramente utilizarán los tuyos para sacarles partido y rédito económico a los suyos. Además, lo más probable es que nunca coincidan. Ni en tiempo ni en forma.

Campanario de Santiago en Alcalá

El problema de la belleza en arquitectura es que necesita siglos para consolidarse y su contraria, la fealdad, solamente días, a veces incluso con una piqueta en la mano, bastan unas cuantas horas.

Si todo lo que hacemos en nuestra vida fuera reversible como un montaplex o un mecano ¡cuántos disgustos nos ahorraríamos! Pero qué poco arriesgada y aburrida sería nuestra existencia.

domingo, 7 de agosto de 2011

La importancia del envase


Compraste el envase en un viaje
a Portugal



. Tienes diarrea. Aparte de la mental, tu cuerpo no solidifica bien otro tipo de excrementos. Es normal. Por la educación que recibiste estos tipos de gastroenteritis -ahora sí que hablamos de la producida en tu cerebro-, son normales. Los pensamientos vacuos mal digeridos y peor asimilados producen estas disfunciones. No te lo tomes a guasa. Las bibliotecas populares, los programas de educación socialistas y San Google, es lo que tienen, que si por separado ya son dañinos, todos juntos pueden llegar a ser muy peligrosos.
Fíjate si es para tomártelo en serio que acabas de abrir una botella de agua mineral para combatir este desarreglo. Ahora me estoy refiriendo al estomacal. El problema es que ese producto lleva contigo tres meses en casa. Compraste el envase en un viaje a Portugal porque no te fiabas de la calidad de sus aguas. A saber el tiempo que llevaba en la tienda. Sin contar el que pasó en algunos de los almacenes de la media docena de intermediarios recorridos. Pero te fías más de ese líquido que del agua corriente de tu municipio, que pasa su análisis todas las semanas, sabe bien y no está excesivamente clorada.
Ves como también tienes diarrea mental. Ellos lo que quieren es cobrarte de más por todo. Incluso por lo que es o debería ser de bajo precio. El aire que respiras, el agua que nos cae del cielo o mana de la tierra, la naturaleza al alcance de la mano o el amor que le profesas a alguien. El envase no es lo importante. Es cáscara, apariencia, etiqueta superflua. Fíjate lo parcos y escasos que son en anunciar las fechas de envasado y caducidad. Sé valiente. Cúrate tu diarrea, la de tu cabeza y la del estómago, bebiendo de las fuentes. Las naturales, no las impostadas. También los conquistadores vencieron la venganza de Montezuma

lunes, 1 de agosto de 2011

¿Es posible jurídicamente heredar los contenidos de un blog?

Imaginemos, tampoco es muy difícil hacerlo, un gran escritor que tuviera su propio blog. Harto del ninguneo de las agencias, editoriales y periódicos, que le pagan tarde, nunca o mal sus colaboraciones, decide prescindir de ellos y todos sus escritos los vuelca en la red. Eso sí, con su correspondiente copyright. Pero un día, sin más, dejan de aparecer entradas. Ha caído gravemente enfermo y nos abandona de forma definitiva. ¿Pueden sus herederos legales hacer un uso privativo de los contenidos ya públicos en la red? ¿A quién deben dirigirse para que les reconozcan esos derechos? ¿Podrán borrar alguna vez lo ya publicado?

Leer tiene su compensación en forma de estatua