Vergüenza. De vivir en una población donde hay vándalos que disfrutan destruyendo el patrimonio milenario de la ciudad.
Vergüenza. De que recién rehabilitados los molinos de las riberas del Guadaíra hayan sido asaltados, pintarrajeados, robadas sus rejas, quemadas sus basuras y convertidos en lupanares.
Vergüenza. De que el Ayuntamiento no sepa atajar el problema con más vigilancia y un mantenimiento adecuado, entre otras cosas, con una recogida periódica de las basuras.
Vergüenza. De esta generación que se cree que tiene todos los derechos del mundo y ninguno de los deberes. La "mejor preparada de la historia" parece que no estudió nunca civismo ni modales. Con excepciones, claro.
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Molino del Realaje. Basuras quemadas a la entrada |
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Las rejas, arrancadas |
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El molino, recién pintado, presenta este lamentable aspecto |
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No había otro sitio donde pintar |
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La basura no se recoge desde tiempos inmemoriales |
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Las tapas de los registros han sido robadas.
El peligro de que un niño se caiga es enorme |
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Al menos hay cuatro metros de profundidad. Para matarse |
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Esta casa, en plena ribera, es un estercolero |
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Se ve que hay gente que le molesta que
los demás se informen |
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Detalle del molino del Realaje |
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Tampoco su cartel se ha librado de los vándalos |
2 comentarios:
Romualdo: El patrimonio está descuidado. Ahora toca propaganda del castillo y los dólmenes. Veremos dentro de unos meses como quedan uno y otro.
Los molinos no se pueden visitar.
Creo que una solución sería declarar los molinos BIC (bienes de interés cultural). Cuanto más publicidad demos a los actos vandálicos, más fácil será acabar con esta minoría que tanto daño nos hacen
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