sábado, 7 de noviembre de 2015

Marzo de 2017

Si Berlín tenía un muro, ¿por qué Alcalá no puede tener el suyo?



Apúntense esa fecha. No es la hecatombe, ni el fin del mundo, ni nada parecido. Ni tampoco que entonces el partido obrero que nos gobierna va a dejar de subirnos los impuestos. Es la promesa, de esas guardamos ya unas cuantas docenas, de que habrá tranvía en Alcalá. Con lo que ha llovido desde que se puso la primera piedra gloriosa de la foto y con lo que nos ha costado el invento a los alcalareños, la cosa no sería para tomársela a guasa, pero de estos señores de la Unta uno puede esperar cualquier cosa menos formalidad. Si todo discurre según los cálculos del nuevo consejero de Fomento, Felipe López, para dentro de dos años podemos ir a la Feria de Sevilla en Metro, con un trasbordo, me imagino -lo contrario sería ya rizar el rizo-, en la Universidad Pablo de Olavide.

De los tres tramos que hay en realidad sólo queda uno pendiente, y parece, crucemos insisto los dedos, que al menos se han propuesto acabarlo y no como la anterior consejera del ramo que quería que fuéramos todos y todas por un pasillo sostenible modelo Mao Tse Tung a la capital en bici, con la tartera o la fiambrera. Como ustedes sabrán, las obras del progreso están ya tan abandonadas de la mano de Dios que han sido objeto de actos vandálicos y de robos. Se han llevado parte de las vías del tren, césped artificial y menos mal que no pusieron los vagones aún, si no los veíamos con cuatro ruedas tirados por un burro a modo de carromato. Al menos llegarían antes a la Puerta de Jerez que con la velocidad actual del proyecto estrella del futuro diputado. (No lo nombro porque para el tranvía trae mal fario).

Llévese un trozo de "naturaleza" a
su casa, la pagamos entre todos




















PUBLICADO EN LA VOZ DE ALCALÁ EL 1 DE NOVIEMBRE DE 2015

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