Santiago se llenó para escuchar su nuevo instrumento musical |
Alcalá se reconcilia consigo misma 80 años después. En 1936 los bisabuelos y abuelos de muchos niñatos de hoy en día, que juegan a resucitar la guerra incivil, quemaron el órgano de Santiago junto con el resto del patrimonio cultural. Desde entonces, los alcalareños estábamos huérfanos del instrumento musical hecho por el hombre para comunicarse con Dios. Gracias a la iniciativa de Manuel Ángel y media docena de “locos” a los que se les metió entre ceja y ceja que el coro no estuviera desangelado, consiguieron la gesta, sin comillas, de traerse un órgano romántico en venta de una iglesia metodista de Escocia. Una vez afinado fue bendecido por el párroco como instrumento sagrado y el antepasado domingo nos dejó a los que estábamos en el templo con la boca abierta, el alma tranquila y la paz en el corazón.
Las miles de horas que entre todos nuestros pequeños héroes suman, robadas a su tiempo libre, la familia y otros deberes, para poder volver a escuchar en Alcalá a Bach, Händel, Pachelbel, Soler o Cabezón no tienen precio. Es como si la luz se hubiera impuesto a las tinieblas. Como si Alcalá de Guadaíra hubiera subido de golpe y porrazo tres escalones en su ámbito cultural. A partir de ahora se abren infinitas posibilidades para “monetarizar” el órgano, como dicen los economistas cursis: audiciones, ensayos, cursos para aprendices… Lo primero de todo es terminar de pagarlo para que no comprometa el déficit de la parroquia. Animo a todos desde aquí a poner su granito de arena.
El coro del órgano en su inauguración |
PUBLICADO EN LA VOZ DE ALCALÁ EL 15 DE MARZO DE 2016
ROMUALDO MAESTRE
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