viernes, 18 de noviembre de 2016

El poeta no tiene quien le escriba

Aleta de un pez quemada por un aspa


Es tarde,
A lo lejos resuenan unas voces,
Oigo los ecos
De pasos que se pierden,
Rumores de conversas,
Palabras sin dueño
Que se acercan,
Sombras e ideas
Que se van transformando.
           
Y quisiera,
Os prometo,
Transcribirlas
Muy fielmente,
Ser literal,
Incluso en los acentos,
Calcarlas en mi verso,
Trasmitiros su esencia y su sustancia.

Pero
No alcanzo
A traducir lo que pretenden,
Lo que intentaron contarme
En ese instante,
Lo que un humano
Pretendió decirme,
Pasarme su sentido,
Su signo, su sueño o su creencia.
           
Al final,
Dejo
De hacerlo
Y escribo
Lo que siento,
Lo que me dice el estro
En esta noche,
Sin pensarlo
Siquiera
Y sin hablarlo.

Y, sin embargo,
Sé que os miento,
Que nada de lo dicho
Es algo mío
Más de otros
Y que el dolor del hombre
No puede, ¡ay!, comunicarse.


DOMINGO CARBAJO VASCO


Madrid, 11/11/2016

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