Un ayuntamiento que presume de democrático no lo será
nunca hasta que tenga total transparencia con los dineros que maneja y no son
suyos. El nuestro debe de creerse que una cosa son las cuentas públicas y otra
muy distinta que los alcalareños las conozcan. La opacidad más absoluta, propia
de los que se consideran impunes por que año tras año les otorgan mayorías,
reina en este pueblo sin que nadie sepa a ciencia cierta el día en que esto
pegue el pepinazo qué van a hacer. Cierran los ejercicios con déficits
astronómicos de más de veinte millones de euros y aquí ni conocemos a quiénes
debemos dinero ni en qué se lo han gastado, aunque lo intuimos. Lo cierto es que
como no aclaran nada la rumorología, el peor enemigo de la verdad, empieza a
extenderse: que si después de las elecciones vendrán los despidos de
funcionarios, que si estamos en quiebra técnica…
Eso es lo que pasa por ocultar
Esto no es serio. Es una vergüenza que se trate así a los vecinos como si fuéramos tontos de capirote con un alma cándida que les van a firmar cheques en blanco de por vida para que los administren a su antojo.
Los vecinos de Alcalá tenemos ahora una oportunidad de oro para participar sin tener que esperar otros cuatro años y depositar una papeleta en
PUBLICADO EN LA VOZ DE ALCALÁ EL 15 DE NOVIEMBRE
No hay comentarios:
Publicar un comentario