Fotomontaje de Bartolo, el perro que predice como el pulpo por donde se decantará el pueblo soberano |
Probablemente habrá sido la campaña más insulsa de la historia de la democracia en España. Con cinco millones de parados, una economía en recesión, los mercados aporreando nuestras puertas y Alemania dictando lo que tenemos y lo que no que hacer ¿qué podíamos esperar? El 20-N no es solamente una cita con las urnas. Es tomar consciencia que el mando de la nave no se puede dejar a un cualquiera, por muy guay, progresista y feliz que parezca. De esta crisis, qué duda cabe, saldremos reforzados. Al menos la mayoría habrá aprendido la lección de que el dinero no es infinito y tiene un dueño. El gasto público posee un límite y para los que pagamos impuestos llega un momento en que toca techo. Como dijo José Manuel Cansino en la presentación de su libro en Sevilla "La economía fingida": Sin moral pública es difícil pedir al contribuyente moral privada.
Un indignado con ideas propias |
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