Ansioso por saber qué es un taller de banderas negras |
Un vegano, que lo sepan, no es el habitante de La Vega, en
Les juro que cuando vi el afiche creía estar ante una
reivindicación de empleadas del hogar. Así me dio la impresión esa dama con
delantal mitad conductora de las masas revolucionarias del 1789 francés, mitad
catalana barretina a la cabeza y la pluma en la otra mano para firmar el acta
de adhesión a la nueva
Europa como país 22. Pero no, son los nuevos anarquistas del
siglo Ipad, Iphone, Irreal, que, no se lo pierdan, “lucharán contra la
propiedad privada, el principio de autoridad, el Estado, la política, la
religión y contra todos aquellos poderes que obstaculizan la total emancipación
del ser humano”. (Se lo escribo por si no lo leen, que a mí también me cuesta).
Estos lindos propósitos de paraíso en la tierra me recuerdan
a esas discusiones de juventud que teníamos entre los chavales de la transición
política, cuando a los ácratas les preguntábamos, “¿y en vuestro ilusorio
mundo, quién recoge la basura y hace el trabajo sucio?” Si hubiéramos adivinado
el dinero que se podía llegar a manejar con las concesiones de los servicios de
limpieza municipales…
Hombre, qué quieren que les cuente, entre los chavales del
mayo negro del Centro Social Okupado (no, no me lo subrayes Word, que ya lo
admite la Academia con k) y Autogestionado Sin Nombre, y las milicias FAI de El
Campesino o Durruti de hace unos añitos, me quedo con estos, que duda cabe,
aunque tengamos que comer todos los días verduritas, lechuguitas y beber leche
de soja. Al menos, nos respetarán como animales que también somos. Digo yo.
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