miércoles, 17 de septiembre de 2014

Noche y muerte

Recuerdos en una tumba de la catedral de Santa Brígida en Kildare, Irlanda


“La noche tiene la forma de un grito de lobo” (Alejandra Pizarnik)


La muerte
es una ausencia
aún más larga
que la vida,
un camino
sin rumbo
y sin estrellas,
donde el olvido
acecha
en cualquier paso.


La oscura
noche,
implacable,
nos persigue
y su manto
oscuro,
de silencio,
impide
que la aurora
nos rescate.


No vivimos,
soñamos
este instante
y creemos,
entonces,
que nacemos,
pero
luego
el cansancio
nos invade
y perdemos,
como siempre,
la partida.


Vive
quien puede,
quien resiste,
inexorable,
quien sabe
que hacerlo
es concluirse,
quien afirma
que mañana
no es un verbo,
sino una hipótesis
futura,
matemáticamente
indemostrable.

Y, además,
¿para qué es esto?,
¿por qué esta angustia?,
¿para qué las preguntas
sin respuestas?,
¿para quién
los gritos
sin sentido,
y el amargo
sabor
de nuestro
llanto?.

Al terminar,
al fin y al cabo,
ni somos,
ni hemos
sido,
sino
sombras
de estatuas
sin sentido,
que un moribundo
Dios
fraguó
en cada instante.


DOMINGO CARBAJO VASCO

16 de septiembre de 2014

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