miércoles, 24 de diciembre de 2014

VIVENCIAS DE UN CINEASTA PRINCIPIANTE

Imagen de la página web de la película

Tengo que confesar que de cuantas proyecciones de "En el último minuto" se han celebrado hasta ahora, estreno aparte, la que acabamos de tener en la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, organizada por la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla ha sido la mejor. No sólo por la asistencia —unas sesenta personas— sino por la calidad del acto, conducido por el hermano mayor, José María Font, y en el que han estado presentes, codo con codo, la actriz (y farmacéutica) Pilar Domínguez y la luchadora incansable pro vida Belén de la Concha Castañeda. Pero también las intervenciones del público fueron valiosas. Uno de los activos más entrañables de esta película hecha sin presupuesto ni ayudas de instituciones públicas ni privadas ha sido eso precisamente, que todo se ha hecho sin alharacas, sin pedantería pseudointelectual, sin esnobismo. El glamour que ha habido —y lo ha habido— ha sido natural, espontáneo y, permítaseme la expresión, humilde. Por eso en ese acto flotó el encanto de lo sencillo y complejo a un tiempo, de lo que huye de lo pretencioso, de lo auténtico, en una palabra.
Y de lo "lego". Ninguno de los que hemos confluido en esta película somos profesionales, y eso se nota en los defectos técnicos, pero también en las virtudes de fondo y forma. La entrega generosa ha sido el armazón de la obra, y eso, en un mundo tomado por el egoísmo, la hipocresía y el sentido mercantil de la vida, se agradece siempre.
Durante dicha cita y la del día siguiente en la Hermandad de San Esteban desgrané ante nuestra "audiencia" —yo prefiero decir auditorio— unas cuantas vivencias de director novato que quiero dejar aquí fijadas. Engarzan con otras que ya he contado en esta página y en la web de la película (www.enelultimominuto.com). El hilo conductor es, como saben quienes de una u otra forma estén vinculados con nuestra aventura, la gracia de Dios, la Divina Providencia, que no nos ha abandonado en ningún momento, hasta el punto de que buena parte de "En el último minuto" debería llevar su firma en los títulos de crédito, si no fuera meternos en camisas de once varas.

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