domingo, 16 de octubre de 2011

ALCALÁ SIN



Antiguo trozo de camino. Museo de Alcalá de Guadaíra

Sin un euro. Sin saber tampoco dónde y cómo se han gastado el dinero de nuestros impuestos porque aquí no hay una política medianamente transparente que haga públicas las cuentas. Sin saber hasta cuándo va a durar esta situación y si nuestros hijos tendrán que seguir pagando el despilfarro de estos gestores tan generosos con los parneses ajenos y tan tacaños de pensamiento y visión de futuro. Sin funcionarios motivados, que ven pender de un hilo su puesto de trabajo mientras que los de siempre viven del cuento y ya se están preparando un retiro acomodaticio para tiempos peores. Sin libros en la macro biblioteca del macro alcalde del macramé. Sin obras ni actuaciones en el macro teatro del ídem de ídem. Sin polígonos industriales que transformen y creen algo y no meros almacenes de almacenes que almacenan y almacenan y almacenan… sin más puestos de trabajo que el dueño y el que mueve la mercancía, que a veces es la misma persona. Sin un urbanismo coherente que no esté hecho a retazos, ideas descabelladas, peregrinas, absurdas o deslavazadas (La calle Silos es de premio. Creo que pueden organizar excursiones de estudiantes de arquitectura para saber qué es lo que no hay que hacer nunca). Sin un tráfico ordenado que haga posible que para desplazarse por el pueblo seiscientos metros en el coche no nos gastemos tres kilómetros y medio de gasolina. Sin unas directrices coherentes municipales para sortear esta crisis galopante que se vuelve a cebar con los más débiles: mujeres y jóvenes (en Madrid, un poner, el alcalde facha del PP reduce considerablemente el IBI a los parados). Sin crear las condiciones necesarias para que el comercio del centro no languidezca de aburrimiento y el día menos pensado nos demos cuenta de que ya lo único que quedan son bancos, y no para sentarse, y casas donde empeñar las pocas pertenencias que teníamos. Sin ser capaces de hacer una autocrítica y dar un paso atrás para reconducir una situación económica que se les va de las manos y que nos compromete a todos. Sin esperanzas de que esto alguna vez cambie.

PUBLICADO EL 15 DE OCTUBRE DE 2011

1 comentario:

juan luis martín dijo...

La verdad que lo del nuevo teatro clama al cielo. Primero de todo, porque su diseño como sala de teatro deja bastante que desear, tanto para el público (acústica espantosa) como para los profesionales llamados a trabajar sobre sus tablas (para nada funcional y con versatilidad cero). Segundo, porque el propio gasto ha dejado tan esquilmadas las cuentas que ni para reemplazar las lámparas fundidas de los focos tienen, lo que es verdaderamente lastimoso. Y tercero, y ésto es verdaderamente grave, porque han hipotecado las cuentas del consistorio hasta tal punto que incluso ni pueden acometer los pagos comprometidos con alguna que otra compañía que ha pasado por el dicho teatro.