La crisis y la corrupción han igualado a todas las regiones, las “históricas” y las histriónicas
No es lo mismo cazar que ser cazados |
Para cazar monos vivos se abre en un árbol un hueco en el
que a duras penas cabe la muñeca del simio. Se rellena con semillas y se espera
a que el mico meta con esfuerzo la mano para llevarse la comida. Con la palma abultada,
por mucho que tire hacia atrás, no podrá sacarla si no suelta el alimento, cosa
que no hace ni incluso cuando ve que se acercan humanos para cobrarse la pieza.
Algo parecido está pasando con esta España en la que muchos
comen de una Administración sobredimensionada: no solamente tratan de no adelgazarla,
sino que aún se aferran más a la sinrazón de mantener la trampa. En los últimos
diez años, los puestos de trabajo del Estado central han disminuido un 10 por
ciento, mientras que el de los municipios sube un 40 por ciento y un 45 en las
comunidades. Este Gobierno tiene el respaldo de las urnas suficiente como para
reconvertir, con o sin acuerdo con los implicados, una situación excepcional;
gran parte del despilfarro que nos ha llevado a este brutal endeudamiento de más
de 900.000 millones de euros se debe a los 17 reinos de taifas que han tirado
el dinero de los contribuyentes. Además, todas las encuestas, incluso las
oficiales que tratan de minimizar el problema creado, dan una abrumadora
mayoría, cerca del 80 por ciento, a los españoles que creen que hay que poner ya
punto y final.
Al amparo de las autonomías se ha realizado, justo es
reconocerlo, una mejor distribución de la riqueza y de los bienes, entre una
España del interior y un sur más pobre y un norte y una capital más
favorecidos. En el envés, sin embargo, el nacionalismo segregador ha sabido
moverse en la ambigüedad para chantajear a los dos grandes partidos cuando no
obtenían mayorías absolutas a cambio de privilegios. De esta manera vendían a
su electorado que sin ellos era imposible vivir mejor que el resto. Cuando la
crisis (y la corrupción) ha igualado a todas las regiones (“históricas” e
histriónicas), entonces dan un salto más arriba aún y proclaman a los bobos que
quieran escucharles, que desde la independencia hubieran quedado al margen.
Rajoy no puede seguir escondiendo la realidad. Todos
los analistas coinciden en que el rescate, suave o de caballo, con vaselina o
sin, edulcorado o a pelo, vendrá este otoño, porque una nación que dedica ya
solamente al pago de su deuda un tercio de su Presupuesto, es inviable sin
ayuda externa. Para entonces tendríamos que tener hechas muchas reformas
estructurales, entre ellas la que permita soltar de la mano esas falsas lisonjas
con las que el regionalismo ha agasajado a los suyos. De lo contrario, el
cautiverio de organización territorial impuesto por Bruselas y sus hombres de
negro, después del fuerte acoso económico, será infinitamente más doloroso y
humillante que el practicado a muchos macacos de zoo.
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