jueves, 22 de agosto de 2013

Consejo de guerra a Boadella

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Panfleto pidiendo la libertad de Boadella encarcelado en la Modelo

La progresía se ha echado las manos a la cabeza al ver las polémicas fotos de Albert Boadella parodiando a la bandera separatista catalana. El genial dramaturgo ha emprendido una campaña personal contra el secesionismo y lo ha hecho dejando constancia gráfica de que oponerse al separatismo también puede ser un acto cívico y cultural. Varios son los movimientos que desde dentro de Cataluña están organizándose para poner coto a esta escalada continuada hacia el desastre. Curiosamente, sin apoyo ninguno de las instituciones, incluso de las que detectan el poder político en Madrid. Aún existe el miedo al "no molestar", el "trágala" con los nacionalismos separatistas, el no querer ver la realidad de la anti España porque luego son útiles a la hora de pactar cuando no se alcanzan mayorías.

Boadella podía haber tirado la toalla. De hecho ya ha declarado que tras dos generaciones educadas "en el odio a lo español", en "tres o cuatro años Cataluña será irrecuperable e independiente". Y sin embargo, ahí sigue. Denunciando en todos los foros tamaño desacato a la convivencia. Riéndose de la historia inventada y cogida con alfileres. No conformándose con los que quieren alterar uno de los mapas inamovibles más antiguos de Europa. La estelada, o estrellada, no es más que una estrella cubana pegada a la gloriosa bandera del Reino de Aragón y Boadella no ha tenido el más mínimo reparo en ridiculizarla. La señera cubana.

Los hijos de los que firmaron contra el consejo de guerra a Albert Boadella en 1977 le acusan ahora de fascista y están pidiendo poco más o menos otro "juicio popular". Los regímenes totalitarios son así, no admiten discrepancias. Y los nacionalistas siempre se han caracterizado por su poco espíritu democrático, aunque se disfracen de convergentes, republicanos o cualquier otro adjetivo que nos pueda confundir. Ellos se han fijado un único objetivo y les importa muy poco el precio que Cataluña y España van a pagar por ello.

De esta original manera protesta contra la cadena del próximo 11 de septiembre

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