domingo, 19 de mayo de 2013
Comerse un accidente geográfico
El apostrofo es la horterada más grande heredada del inglés, junto con la ese con tilde posesiva. Acostumbrados ya afortunadamente a perder de vista los Pepe´s o Manolo´s Pub, ahora, con esto del lenguaje de los móviles "ola k ase" y demás marranadas lingüísticas, nos podemos encontrar cualquier cosa. Como la gracieta de sustituir una e, por una tilde. Así se contempla en el tablón o pizarra del menú gastronómico, en el primero, segundo y quinto del primer apartado. El ahorro de tiza debió de ser descomunal para el maître o jefe de comedor. No digamos ya nada de las migas en la calle Tropezones o las espinacas en la del Jamón, que es literalmente lo que ahí se lee. Pero independientemente de que se coma los adverbios como las viandas que prepara, hasta el punto de que no sabemos si la caldereta es de cochino o nos está insultando llamándonos algo muy feo, el no va más del lenguaje Logse, se habrán dado cuenta, lo constituye el tercero de los siete primeros. Por si no, aquí va la definición, sensu stricto RAE, de cayo: "Cada una de las islas rasas, arenosas, frecuentemente anegadizas y cubiertas en gran parte de mangle, muy comunes en el mar de las Antillas y en el golfo mexicano". Algo difícil de cocinar y más indigesto de tragar. Pero en la Andalucía imparable del socialismo sin fin, no se descarta ninguna hipótesis.
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