viernes, 16 de enero de 2015

LA FRUTA MADURA

Fallaci en Nueva York
Lo cuenta Oriana Fallaci en su libro "La rabia y el orgullo", que recomiendo vivamente a todos en estos momentos críticos para Europa. El entonces alcalde de Nueva York lo dijo dirigiéndose a los equipos de rescate y reconstrucción de la zona cero donde yacían los restos de miles de víctimas del ataque a las torres gemelas. Era una reacción valerosa en tiempo real al gran desafío terrorista. Y los Estados Unidos resurgió de las cenizas, respondiendo al reto con ese ánimo que sólo la joven nación americana es capaz de imprimir a sus gestas. Porque la verdad—lo escribía obsesiva y tenazmente la periodista italiana en 2002—es que Europa está muerta. Mucho más hoy que entonces, más cautiva de sus propias automutilaciones en primer lugar y de la nueva invasión islámica después.
Algunos, pocos, llevamos mucho tiempo clamando por la natalidad en Europa. Y la primera forma de natalidad debería ser desechar el aborto. Pero nuestras prédicas caen, sistemáticamente, en saco roto. Así, no es extraño que los musulmanes, mucho más conscientes que nosotros de lo que procrear supone para la autodefensa, estén pasando a la ofensiva, porque nos ven débiles, y probablemente lo somos.


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