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Las tabernas gastronómicas siempre son de agradecer en los páramos |
Tiempo de crisis, tiempo de
aventuras gastronómicas. Parece
una contradicción pero no lo es. Cierran restaurantes o les bajan
considerablemente el sueldo a sus chefs, entonces estos deciden dar el salto
hacia delante e instalar su propio negocio. Es lo que le ha pasado a
Gonzalo Mancera. De regentar con notable éxito los fuegos de Leyenda, en el
Hotel Becquer en Sevilla, ha decidido probar fortuna por su cuenta.
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Barra, cocina y botillería |
Para ello, y en un tiempo récord, ha puesto en marcha en
Alcalá de Guadaíra Gastrogon, una novedad muy agradecida en la localidad
panadera, ahíta ya de solomillos al whisky y pepitos de lomo. Con una carta
fija, otra semi fija y sus “antojitos” variables de la pizarra, busca hacerse
un hueco con novedades hasta ahora desconocidas. Cocina de autor, respeto por
la materia, precios ajustados y buen servicio son las principales bazas para
que el invento tenga bastante recorrido en el tiempo.
Para empezar, ofrece lo que pocos restauradores hacen,
asados a fuego muy lento y de larga duración. Si a un borrego del Inserso le
someten al horno durante 16 horas y a baja temperatura y este acaba tierno,
imagínense lo que puede suceder con una piernecita de lechal (17 €): para
derretirse en
la boca. Lo
mismo le ocurre al magnífico
codillo de cerdo (10 €),
asado como dios manda y Castilla recomienda. Mención aparte merecen su
arroz caldoso marinero con chipirón y langostino (3,90 €) o
sus virutas de foie
(4,50 €) marca propia de
la
casa. Curiosas también sus hamburguesitas tanto la de
avestruz (4 €) como la de novilla brava con queso cheddar (7 €) o para
paladares más exquisitos el
tataki de atún rojo con algas y ajoblanco ahumado
(4,50 €). Lástima que haya desaparecido de la carta el bacalao en tinta de
calamar, para mi gusto una de sus mejores creaciones.
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Entre platos anda el juego y el jugo |
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Tataki de atún rojo |
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En plena faena |
Con un horario reducido, consultar en el teléfono 649582427
o por WhatsApp, para no quemar la nave antes de conquistar tesoros, lo
importante está garantizado,
fines de semana abiertos y un reservado
considerable y agradable bajo petición. Para finalizar, dos consideraciones fáciles
de enmendar. Por muy buena y fría que esté la botella de cerveza, una caña bien
tirada es una caña. Y dos, mucha gente no está acostumbrada a que le cobren los
cubiertos, tradición esta muy del norte y en algunos sitios vista un poco demodé.
En todo caso, los amantes del buen comer celebramos y mucho que se abran
tabernas como estas.
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Cordero lechal asado a fuego lento |
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