viernes, 14 de marzo de 2014

EL PREMIO

Ayuntamiento de Alcalá. Uno de los menos transparentes de España

En cualquier compañía seria la gestión de sus dirigentes es el paso que marca su éxito o fracaso. El objetivo de cualquiera de ellos medianamente preparado es hacerla eficiente, producir beneficios y contentar a sus clientes. Un ayuntamiento es una empresa no como otra cualquiera pero casi. Hay unos directivos, su alcalde y su equipo de gobierno, unos trabajadores, los funcionarios, y unos clientes, los administrados. Si la gestión es la correcta se mantienen en el cargo, si no, se les destituye; lo normal. Pues bien, aquí en Alcalá, el artífice de haber creado una deuda de caballo capaz de llevarnos a la ruina, no solamente continúa sino que además su partido le busca una salida gloriosa para tan inestimable esfuerzo de haber cabreado a todos, incluidos a los de su cuerda. Ni los funcionarios, los que no entraron con el carné en la boca que los hay y no pocos, ni los ciudadanos de Alcalá aprueban la forma de cómo está gobernando este pueblo. ¿Qué por qué sigue? La abstención, su perfecto aliado para que con 13.000 votos mal dirija una ciudad de 70.000 habitantes como Alcalá de Guadaíra.


A mí, sinceramente, que le hayan o no prometido un puestecito relevante en las listas del Parlamento europeo para mandarlo bien lejos me parece rocambolesco; una salida por la puerta de atrás para que el que venga aplique lo del borrón y cuenta nueva y si te he visto no me acuerdo; una patada hacia arriba para tenerlo calladito un tiempo en Bruselas donde estoy seguro que dejará a media Europa con la boca abierta, a siete mil euros el mes más gastos de representación y transporte. Esto no es serio. Si de verdad se cree que lo está haciendo tan bien hay que dejarle hasta el final, hasta que nos diga cuánto dinero debemos y a quién; hasta que haga públicas las cuentas públicas de este Consistorio; hasta que aplique la transparencia que a todo demócrata se le debe exigir y más cuando nos ha obligado con su desmesurada subida de impuestos en plena crisis a hacer un esfuerzo fiscal sin precedentes. Cuando todo esto ocurra, cuando sepamos de verdad dónde ha ido el sagrado dinero de los contribuyentes, usted se podrá ir tranquilo; mientras tanto, apechugue.

PUBLICADO EN LA VOZ DE ALCALÁ EL 14 DE MARZO


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