lunes, 31 de marzo de 2014

EL MISTERIO DE LAS BICIS




A las caras de Bélmez a punto ha estado de salirle un duro competidor: las bicis de Alcalá-Utrera. Aunque no se sabe muy bien si el fenómeno paranormal de esas exhibiciones de rostros humanos en una casa de Bélmez de la Moraleda es más de jetas que de caras, el caso es que desde 1971 están ahí, debatiéndose entre los que opinan que son simples manchas de humedad en la pared y los que afirman que es el fenómeno parapsicológico más importante del siglo XX (¡Toma del frasco Carrasco!)

No hace ni un mes que han aparecido en los arcenes, por llamarlos de alguna manera, de la carretera antigua que une Alcalá con Utrera, la que pasa por Los Pinos y la Hacienda La Boticaria -orgullo de la Alcalá socialista y portada de feria-, pintadas blancas de bicicleta. Están hechas con plantilla, guardan cierta distancia equidistante entre ellas y están en ambos arcenes, insisto y me reitero, por llamarlos de alguna manera. Para hacernos una idea hay muchas señales que ni cabían por lo estrecho del terreno.

Enseguida la oposición entró a degüello, y con razón, de que eso era a carril bici lo mismo que una cuenta saneada en el banco a después de pagar un IBI del senador Limones. Lo que pasa es que erró el tiro y apuntó donde no era. En Plaza del Duque 1, foro que de vez en cuando habla de los problemas de Alcalá, negaron que hubieran sido ellos los artífices de querer vendernos gato por liebre.

El tema era de traca. La Unta de Andalucía, (no corregir, no es una errata), empeñada en gastarse 450 millones en modernizarnos con carriles para bicicletas por toda la metrópoli sevillana y aquí se resuelve de un brochazo, en este caso a golpe de espray, con 45 euros. Era el ridículo de los ridículos. El hazmerreír de la Andalucía imparable, la de la tercera modernidad, la California del sur de Europa…
Pero si el Ayuntamiento no fue ni tampoco la Unta, (no corregir, no es una errata), ¿quién pintó las señales de la carretera? Y entonces apareció el artista: la Diputación. Otros que tal bailan. Se han escudado que ha sido por petición expresa de asociaciones de ciclistas y que su única función era advertir a los conductores sobre su alto número y el peligro al que están expuestos. Vale, admitimos las señales como animal de compañía.

PUBLICADO EN LA VOZ DE ALCALÁ EL 1 DE ABRIL




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