lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Es o no es el Betis una religión?

La muñeca, la camilla y el teléfono

En Bornos, provincia de Cádiz, está el puesto de chuches más surrealista hayáse visto nunca. De portada con escudo nobiliario, lo regenta Merchi, a la sazón bética hasta la médula. Por si alguna duda cabe, una mesa camilla verdiblanca con botijo idem y muñeca con teléfono, hace, en plena calle, las veces de antesala o embajadora del beticismo más fetén e inquebrantable. Nada más traspasar la puerta del negocio, verá la profesión de fe de la propietaria, donde se mezclan sus artículos con las fotos, los recuerdos de su equipo y toda una declaración de intenciones de cuando el inquilino de La Palmera de sus amores descendió a segunda.


Es la segunda división la que gana

Merchi, ni corta ni perezosa, se enfunda su camiseta de verdes colores y se prepara para la foto con la uve de victoria. Está exultante, acaba de vencer al Madrid y no hace mucho de escribir estas líneas le ha plantado cara a otro grande entre los grandes, el Barcelona; ayer, como todos, más franquista que Franco y hoy cuna y estandarte del nacionalismo separatista.

La victoria mueve montañas


Detalle de los muñecos en frascos de cristal,
como de laboratorio


No contenta con su parafernalia verdiblanca que adorna el establecimiento de dulces y saladillos infantiles, nos muestra su trastienda o el paso a la vivienda de una bética hasta la cachas. En una especie de horror vacui bético, hay de todo donde no descansar la vista. Obsérvese la plancha para un desavío o la porcelana para la ocasión.

La plancha no tiene precio, aunque en un descuido se han colado unas clavellinas rojiblancas



Todo está dispuesto para inmolarse en la pasión verdiblanca cuando de repente, en una esquina, casi apartado de las conspicuas miradas, aparece un escudo sevillista. No puede ser, no doy crédito. Pregunta este bloguero y la respuesta es del todo convincente: -"Es por mi hermana, sevillista, para que no se sienta mal cuando viene por casa", aclara Merchi.- "Sí, claro", asiento condescendiente, "un hermano es un hermano y nunca está de más hacerle un hueco".



Arriba, a la izquierda, un intruso entre la marea verdiblanca


Merchi y su tienda de chuches

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo único que no hay bélico en este museo verdiblanco, es el olor existente.