jueves, 14 de julio de 2011

No fue un espejismo

Camino de Sevilla, por la carretera vieja, justo antes de doblar la curva que deja a mano derecha la casa de Romero Ressendi, hay un momento desde el coche en que se ve el molino de Realaje y su azud. Fue un instante, tampoco el arco del camino que inmortalizó García y Rodríguez, con su venta que aún está en pie, te permite apartar mucho tiempo la vista del volante. Pero lo vi, estoy casi seguro de que no fue un espejismo donde la lámina del agua del río me engañara con el sol de frente. Había chavales bañándose en la represa que forma el caudal antes de saludar a la torre vigía del molino. Fue un momento de reconciliación, de suspiro, de que no todo está perdido. De que gracias al esfuerzo de muchos, las cosas, a veces parece que muy lentas, se están haciendo medianamente bien. Volver a contemplar con nuestros propios ojos niños chapuceando en el Guadaíra, es como congraciarnos con lo que escuchamos miles de veces a nuestros padres que ellos hicieron. Por supuesto que no es momento de triunfalismos. El río sigue sucio a pesar de la cantidad ingente de dinero invertido. El sistema de alarmas automático de la Confederación Hidrográfica ha vuelto a ser saboteado por robo. Siguen vertiéndose demasiadas porquerías. Y todo a pesar de la labor encomiable del servicio de protección de la naturaleza de la Guardia Civil, nunca del todo reconocida. Pero hay ventanas a la esperanza, como esta de que aún podamos volver a ver gente bañándose.
         Insisto, dormirse en los laureles, creerse la propaganda oficial de que ya casi todo está hecho, es lo peor que nos puede pasar ahora que estamos a punto de vislumbrar el final de este túnel negro de abandono y contaminación. Debemos estar vigilantes las 24 horas. Exigir de los poderes públicos que no se dé un paso atrás cada tres adelante. Apoyar con nuestro uso responsable la magnífica rehabilitación de las riberas. Denunciar sin contemplaciones el gamberrismo y los actos incívicos que también se dan en estos espacios públicos. Seguro que muchos de nuestros antepasados, desde allí arriba, nos lo agradecerán. Igual nos han mandado unos chiquillos de prueba para que así sea.

Publicado el 15 de julio de 2011

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